Hace alrededor de un mes que me encuentro en una nueva etapa. De a poco me he sumergido en un mundo de tecnología, excelencia, libros, estudio, docencia y muchas otras nuevas experiencias que me sorprenden día a día. Es probable que el primer gran choque es estar en un Hospital claramente universitario, donde se respira la docencia y la posibilidad de aprender depende de cada uno, sin malas caras por no saber y con la retribución cuando das la respuesta adecuada. Las noches se hacen largas y cada vez más frias, el sueño diario abunda pero las ganas de seguir adelante se engrandecen cada vez que el conocimiento se involucra con mis neuronas sobrepasadas por la información, los sentidos y las emociones.
Sin embargo, lo que más me sorprende es darme cuenta que vivi seis años atendiendo a una población absolutamente desprotegida, con posibilidades diametralmente opuestas a las que se tienen en una gran ciudad. Y no se trata de solo de salud publica, sino las multiples alternativas que existen en el extrasistema. La decadencia rural en terminos de oportunidades y acceso a tener una salud decente y basica, con profesionales preparados y contentos realizando salud de excelencia, es realmente abismante. Chile dos, existe, existe en Chiloé, en el campo y es tapada con el dedo por nuestras autoridades bajo el anonimato o simplemente bajo el implicito silencio sobre este Chile olvidado.
"Aprender no para saber más sino para servir mejor"
