viernes, marzo 27, 2009

URBA-NO

Llegue. La profecía prometida se hizo realidad. Y llegue buscando mi espacio rural en este mundo de cemento, urbanismo violento, frió, poco familiar y menos amable. Aún así no siento desesperación ni amargo en el alma al no estar frente a mi mar, y espero no sentirlo. 

Y encontré mi espacio temporal, que intento adaptar con verdes para no olvidar el tepú, las nalcas, los avellanos y el arrayán. De lanas, canastos y tejidos para sentir el calor de su gente. Me falta el agua de mi mar chilote, ese que me calmo, que me recibió en sus brazos. 

Digamos que es algo así como un intermedio necesario para seguir cultivando la relación entre el servir y el alimento a la vida. Estoy alegre, feliz, ansioso pero por sobre todo respirando la tranquilidad de dar vuelta la pagina y empezar a disfrutar de lo que me resta de vida. 

martes, marzo 03, 2009

HORAS


Hoy la bahía esta más tranquila que nunca. Los botes me miran mientras miro como las olas se funden con sus colores reflejados en su propia imagen sobre el espejo de agua. Los pájaros cantan más fuerte que nunca, y su vuelo sobre el cielo chilote se torna circular y pausado. De vez en cuando alguno de ellos se sumerge en el mar para sacar algún alimento. Todo mientras una familia de pescadores rema hacia la orilla en un pequeño bote. Los remos penetran el mar provocando el único sonido presente. Hoy la bahía esta más tranquila que nunca.
Es probable que sea porque hoy es mi ultimo día en Queilen, en mi casa, en mi pueblo, en mi mar, con mi pueblo y con mi frente cegada por lo hermoso que es y que fue. No se trata solo de los profesional, ni de lo humano, ni de lo cotidiano. Se trata de relaciones, se trata de interacción con la naturaleza, con sonidos, olores, sabores y emociones. Se trata de rostros, palabras, testimonios y moléculas de racionalidad convertida en sueños. Se trata de esperanza, pero por sobre todo de lucha. Si, hoy es mi ultima noche como habitante de la comuna de Queilen. Y la bahía seguirá tranquila, los rostros permanecerán en la memoria, y las relaciones, dentro del corazón.