Hoy la bahía esta más tranquila que nunca. Los botes me miran mientras miro como las olas se funden con sus colores reflejados en su propia imagen sobre el espejo de agua. Los pájaros cantan más fuerte que nunca, y su vuelo sobre el cielo chilote se torna circular y pausado. De vez en cuando alguno de ellos se sumerge en el mar para sacar algún alimento. Todo mientras una familia de pescadores rema hacia la orilla en un pequeño bote. Los remos penetran el mar provocando el único sonido presente. Hoy la bahía esta más tranquila que nunca.
Es probable que sea porque hoy es mi ultimo día en Queilen, en mi casa, en mi pueblo, en mi mar, con mi pueblo y con mi frente cegada por lo hermoso que es y que fue. No se trata solo de los profesional, ni de lo humano, ni de lo cotidiano. Se trata de relaciones, se trata de interacción con la naturaleza, con sonidos, olores, sabores y emociones. Se trata de rostros, palabras, testimonios y moléculas de racionalidad convertida en sueños. Se trata de esperanza, pero por sobre todo de lucha. Si, hoy es mi ultima noche como habitante de la comuna de Queilen. Y la bahía seguirá tranquila, los rostros permanecerán en la memoria, y las relaciones, dentro del corazón.