martes, septiembre 25, 2007

Latinoamérica




Pensar que vivieron 600 a 700 hombres, indígenas todos, latinoamericanos todos. Y crearon unas de las más grandes e increíbles ciudades que he conocido. Aunque ahora no viva nadie ahí.


Y me sentí más peruano que nunca, más argentino que nunca, más uruguayo que nunca, más paraguayo que nunca, más boliviano que nunca, más bolivariano que nunca.


Observar tamaña obra, observar el orgullo que sienten aquellos que sienten el legado de la cultura incaica, y que además mantienen y cultivan su cultura e idioma fue simplemente energizador.


Así mismo pude palpar el abandono, la pobreza y la injusticia social que se vive, de manera más cruda que la nuestra, pero igual de desgarradora. Y sentí más rabia que nunca, sobre todo al darme cuenta que los nuevos colonizadores no vinieron con caballos y armas de fierro y pólvora, ni tampoco tenían ese acento con la zeta marcada. No, eran colonizadores armados de chequeras y dólares, y que venían desde el sur, desde nuestro propio país. Y se adueñaron de la luz, de los créditos, del agua, de la salud (la cadena más grande de farmacias es FASA) y de las grandes tiendas. Cobran intereses usureros, venden felicidad a través del negocio de comprar. Y son chilenos, igual que nosotros. Todo mientras el pueblo se muere de hambre, mientras la protección social depende de cuanto tengas para gastar, de que el avance dependa de lo que tengas en tu billetera. No es que quiera culparnos por la miseria del Perú, ni de Latinoamérica pero somos sostenedores de un sistema perverso socialmente, casi inhumano, y además lo exportamos.



Todo eso se me venia a la cabeza mientras recorría las escaleras de piedra de aquella ciudadela escuchando la voz de Los Jaivas recitando a Neruda. Fue increíble darse cuenta como aquellos originarios se contactaron con la piedra, con el cóndor y con el agua para salir de la coteidaneidad o arrancar del poder colonizador español. O para observar los astros y venerar al Dios Sol y a la Diosa Luna. No al Dios del que vino para quitarles lo suyo. Del que dice ser el creador.



Finalmente, me inundo el sentimiento de seguir en esto. De continuar la lucha en contra de este sistema que oprime a nuestro pueblo. Que pretende olvidar nuestras raíces y sumergirla en su mundo de dólares y corrupción. De seguir en nuestro continente y de liberar a nuestra tierra del poder colonizador de los mismos de siempre. Tamaña tarea que un día soñó el que hoy solo se conoce con tres letras que al pronunciarlas suena a revolución. No pretendo renunciar a ese sueño.

Así decidí pararme y abrir los ojos. Descubrir que Machu Picchu estaba ahí, al frente de mis ojos para reforzarme todo lo que en algún momento me hicieron dudar.

Y así decidí subir a nacer contigo hermano.

3 comentarios:

El último en llegar dijo...

Hermano latinoamericano, vecino, exraño te comento además de que Chile es propiedad de los gringos y los españoles, por tanto quieres sacar conclusiones, ellos arriesgan capitales en paises "rascas" como nosotros y nosotros en los más "Rascas", siempre considerándolo desde el punto de vista económico, nadie valora el super desarrollo intelectual que tiene Perú, mil veces Chile... O sea Latinoamerica es como la bolsa... sólo tienes que elegir cuanto riesgo quieres tener...

Claudia dijo...

bien escrito gonzalo, siempre me dejas con algo que pensar..
que ironico que salga una botella de gatorade en la foto de la ni�ita, no?
que estes bien... un beso desde gringolandia.

Chilote dijo...

Bonito....muy bueno tu blog, así como tú, me encuentro en Chiloé hace algún tiempo, y que mejor manera de mostrar al mundo esta belleza geográfica y lo mejor, su gente.

Ya estaré por Queilen sacando algunas fotos, que es mi hobby.

Saludos