DE FOROS, CONTROL SOCIAL Y SALUD

Latinoamérica se encuentra en un proceso de discusión social que gira entorno a la hegemonía que han mantenido los grupos económicos del poder político, social y monetario de las naciones, además del apoyo que han recibido estos gobiernos neoliberales del gran motor económico de la región: Estados Unidos. Si bien no se puede desconocer que las alianzas estratégicas entre estos pocos con el gran gigante yanqui han traído beneficios, estos van en el contexto de matices disfrazados de avances para la mantención del modelo económico neoliberal que tiene la base de perpetuar en el tiempo las grandes diferencias sociales en los países latinoamericanos. Chile puede ser el mejor ejemplo, quien bajo la política económica de ser amigo de todos, es decir Tratados de libre Comercio con quien sea, seamos uno de los países con mayor diferencia social y con peor distribución del ingreso de este continente. Es decir los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres y cada vez más.

Estas diferencias sociales, marcadas en todos los países, comenzó a generar disgustos, articulación de movimientos sociales y políticos, conciencia social y acción social que finalmente ha tenido consecuencias para aquellos que han permanecido en el poder por años. Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y Brasil son ejemplos, con diferentes matices, que han logrado plasmar en el poder político ideas más igualitarias y de mayor representatividad. Ideas representadas por Chávez, Lula, Ortega, u cualquier otro caudillo que sea capaz de desafiar la idea del imperio de manejo económico y de poder, se repartió por latinoamérica y comenzó a germinar un movimiento social latinoamericano en torno a estas experiencias.

Salud no es una entidad aparte de esta discusión social, incorporando a la discusión elementos que traspasan los clásicamente considerados como parte del proceso de salud enfermedad. La discusión se logro centrar en como aquellos determinantes sociales de la salud eran enfrentados por las políticas publicas de los gobiernos de turno. En como se abordaba la falta de educación, la falta de vivienda, la falta de participación social, la falta de representatividad cultural en las políticas publicas, el colonialismo farmacéutico, en la desigualdad del ingreso, en la urbanización de la ruralidad, en la contaminación ambiental y otros millares de factores que influyen sobre el estado de salud de la población. Al darse cuenta los actores de salud que el bienestar de la población atendida no depende exclusivamente de quienes entregamos salud, se comenzó a tratar de intervenir sobre otras aristas de la cadenas del estado saludable. Y por sobre todo a buscar responsables. Al mismo tiempo aquellos que representamos al sector salud, es decir profesionales, técnicos y administrativos, nos vemos sobrepasados por políticas de salud populistas, tendientes a la privatización del sistema publico disfrazadas de compra de servicios, seguimos asumiendo la falta de políticas de recursos humanos tendientes a reducir la enorme brecha existente en el mismo sector publico, pero por sobre todo con el sector privado. Esta tarea a sido asumida, la mayoría de las veces, por funcionarios motivados más de la cuenta quienes bajo la medida de la presión del oficio o la carta logran mendigar una solución al oficialismo preocupado de aspectos políticos y no técnicos. Y hay que ser sincero, la mayoría de las veces fracasamos, porque somos pocos, no unidos y con falta de poder de decisión en lo local. Pero el fracaso se debe, a mi entender, debido a que no hemos incorporado a la gestión de nuestras soluciones al gran poder que pueden ejercer las comunidades organizadas sobre aquellas autoridades de salud en la toma de decisiones en políticas publicas.

En Noviembre del año recién pasado, en la Ciudad de Treinta y Tres de la Republica hermana del Uruguay se realizó el primer encuentro latinoamericano de medicina social. Se confirma que hay países latinoamericanos que tienen un trabajo mucho más adelantado que el nuestro en temas de participación social, y por sobre todo de control social. Uruguay tiene comités de usuarios en la gran mayoría de sus municipios, que además se organizan con directiva regional y además nacional. Ellos tienen un espacio ganado dentro de una mesa de trabajo junto a los gremios que regula el funcionamiento de la reforma de salud que se comienza a implementar el este país. En Paraguay, el movimiento social de usuarios y funcionarios de la salud, iniciaron una campaña que busca reconocer el acceso a la salud como un derecho y que el estado asegure el acceso a la población indígena que actualmente no tiene derecho a atención en muchos estados. En Brasil la comunidad organizada trabajando en la Salud de los Sin Tierra, trabajando con el sector de salud en temas de salud sexual y reproductiva y salud laboral. Y así muchos ejemplos que pueden demostrarnos en como la participación ciudadana real, pueden modificar políticas publicas alejadas de la realidad local y que representen a los ciudadanos y no a los intereses de tal o cual grupo de poder.

Como a quedado demostrado, Chile tiene mucho en que crecer en temas de participación social, el futuro sigue estando en nuestras manos, los cambios dependen de que cada uno de nosotros sea capaz de hacer su propia revolución personal y exportarla a nuestras comunidades. Los invito, compañer@s, a esta tarea.